¡Ay!,
¿por qué a mí? ¿por qué?
Estos
ojos han visto las suficientes batallas
como
para saber que nadie las gana,
que
todo se pudre mientras el mundo enloquece.
Pero
¿por qué yo? ¿por qué?
En
mis zapatos caminan todos los años:
los
de la inocencia, los de la ceguera
y
los del franco desengaño.
Si
hubiera sabido lo que ahora se
¿qué
es lo que habría perdido?
Una
sonrisa falsa, aquí, un beso caducado allá,
cuatro
momentos contados y un viaje iniciático.
Poco
es para todo lo que yo di,
porque
no queda ni un resquicio de mí
que
con ojos cerrados no entregara
hasta
quedarme vacía.
¿Por
qué ahora? ¿por qué?
En
la noche que ahora toca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario