La bolsa venía de regalo con alguna revista de moda y sin que sirva de precedente resultó ser un regalo útil que he utilizado mucho. Y claro, lo que les ocurre a las cosas que se utilizan mucho es que se terminan por romper, y tratándose de una bolsa que carga toallas, cremas, libros y lo que se tercie, el asa no aguantó.
La he reparado cosiendo de nuevo las asas y ocultando el remate con un ribete de rafia que en su día fue la correa de otro bolso. Finalmente, un detallito para darle color: una flor de vinilo, rescatada también de otro bolso antes de tirarlo.
Lista para aguantar otro verano.
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