El primero lo llené con piedrecitas y unos erizos de mar que conseguí hace años en las rocas de A Costa da Morte. Me parece una manera chula de guardar un recuerdo.
El segundo es aún más sencillo, simplemente se trata de llenarlo con jabones de formas y colores diversos.
Lo bueno de estas ideas es que salen muy baratas. Los jaboncitos son algunos de los que he ido guardando de diferentes hoteles en los que he estado. Las piedras también son naturales y no compradas.
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