Pelar y cortar en rodajas la calabaza. Ponerlas en una fuente para el horno con un chorrito de aceite y recubrir con bacon picadito. Hornear hasta que la calabaza esté blanda y el bacon crujiente y gratinar unos segundos con queso rallado.
No cambian las cosas si yo voy o vengo, no mueren las rosas en un solo momento; se tarda un suspiro, un suspiro lento, que flota en el aire y seduce al poeta; un suspiro lento, que sale del alma y ya nunca regresa.
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