Es mediodía.
Tiembla la tierra.
Se quema la carne.
Echo a volar.
Furia y calma.
Paz y excitación.
Añoro la verde pradera
y los altos árboles,
y los ruidos del agua,
y el sonido del alma.
Cansinos trabajan los hombres marcados.
Despacio se mueven sus gordas mujeres.
Habla el viento y no dice nada.
Callados están los niños sin padres.
Sorprende el graznido de un ave
y se sigue la estela en el cielo
del agua transportada en acero.
Las nubes son casas.
Las nubes son plantas.
Las nubes son rostro.
A través de los ojos cansados
se siguen las formas difusas
de los suaves perfiles blancos.
No siembran comida,
se siembra la vida.
(09/09/97)
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