Como aún tenía pañales, empecé a improvisar. El tiovivo es un ejemplo.
No cambian las cosas si yo voy o vengo, no mueren las rosas en un solo momento; se tarda un suspiro, un suspiro lento, que flota en el aire y seduce al poeta; un suspiro lento, que sale del alma y ya nunca regresa.
domingo, 25 de noviembre de 2012
Castillo de pañales
Este es el castillo de pañales que le hice a mi sobrina cuando nació. Había visto unos muy bonitos y pensé que mejor que comprarlo era intentar hacer uno. Dentro le metí globos, una mochila con productos infantiles, un peluche y el montón de pañales que sobraba. Lo más difícil no fue hacerlo sino embalarlo luego con plástico transparente. Le puse una base de cartón dorada para poder trasladarlo.
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