No puedo evitarlo, me encantan las catedrales, la sensación que se tiene entre sus muros o incluso simplemente observando sus fachadas me parece sólo comparable a la que se tiene al mirar al cielo una noche estrellada. Siempre intento imaginarme a las personas que las visitaron por primera vez. Si a nosotros que parecemos estar de vuelta de todo nos parece impresionante, ¿qué pensarían ellos?
Y para mayor deleite, la adaptación televisiva me pareció otro acierto, los personajes eran tal y como yo me los podía haber imaginado al leer la historia. De nuevo, una coincidencia que es difícil que se produzca. Lo habitual es que el casting de las adaptaciones literarias depare ciertas sorpresas.
Las fotos son de una visita a la catedral de Burgos de octubre de 2011.
El color de este viaje: el gris piedra.
A mí me pasa lo mismo, ante un edificio o lugar histórico pienso en la cantidad de personas que habrán pasado por allí, que habrán pisado el mismo suelo, sentado en el mismo lugar...con sus pensamientos, sus alegrías, sus penas, sus inquietudes, sus metas....
ResponderEliminarEs cierto. Es parte de la atracción que ejercen los edificios con historia. ¿Como serían los pensamientos de los que estuvieron aquí antes?
Eliminar¡Gracias por dejar los tuyos en este camino blanco!