Algunas veces viajan en el viento voces despreocupadas e ignorantes,
aromas de otras casas.
Son retazos de conversaciones distantes, alguna risa, algún secreto o rumor.
Es el sonido de otras mesas, el tintineo de la felicidad ajena,
los olores de otra comunidad.
El viento me habla y al hacerlo me humilla.
El viento no me deja olvidar.
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