Despierta,
abre los ojos,
mira
como la luz se filtra perezosa por entre la persiana entreabierta;
un
día más comienza.
Toca
ese rayo travieso con la punta de tus dedos,
se
escurre y lo atrapas, se vuelve a escapar,
solo
quiere jugar.
Respira
el aire fresco de la mañana porque
pronto
se caldeará y ya no querrás.
Suspira,
bosteza, es tu momento.
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