Intento
respirar despacio,
porque
la prisa mata.
Es
difícil encontrar el ritmo,
el
compás del bienestar, tan huidizo y tan cobarde...
Miro
al frente sin miedo,
pero
sin soltar esta silla.
Aferrada
al asiento con garras de uña y carne,
rechinando
los dientes, maldiciendo en silencio.
Intento
conservar mi yo intacto,
que
no escape mi mente, que no divague.
Porque
siempre divaga hacia dónde no debe.
Intento...
Y
cierro los ojos pero las lágrimas escuecen.
Y
los abro, y los cierro de nuevo porque no quiero ver.
No
quiero otra vez,
ser
testigo del infierno.
Se
que los límites los marca el tiempo ,
pero
el tiempo es muy largo si la dicha es pequeña.
Se
que el pasado debería ser la experiencia,
pero
es amargo el camino sin recompensa.
Intento
no doblegarme pero solo consigo sufrir en silencio,
intento
respirar lento, mi único consuelo.
Porque
la prisa, te lo dije, mata.
Intento
reir también por dentro
pero
mi sonrisa es solo la fachada de un edificio en ruinas.
Tengo
andamios en el corazón
y
los obreros están en huelga.
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