Desde un jardín ajado de extrarradio se oye pasar el
tren,
tiemblan los cristales y se agitan las hojas secas
sobre el plástico mojado.
Los patios siempre en sombra exhiben sus colecciones
,
repletos de chatarra y vacíos de cuidados.
Apenas se atisban desde la ventanilla del viajero,
apenas en un instante cuando dos mundos que no se
conocen
casi se tocan.
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