sábado, 13 de octubre de 2012

Altruismo

La teoría de la evolución por selección natural sostiene que la lucha por la supervivencia y la reproducción son el motor de la evolución. Aquellos rasgos que resultan eficaces para la adaptación al medio eran seleccionados en el tiempo, debido a que los individuos que los poseían tenían mayores posibilidades de sobrevivir y por tanto de pasar sus genes a la siguiente generación.

Aunque Darwin habló de los rasgos físicos y no tanto de conductas, la sociobiología también se ha servido de las concepciones evolucionistas para explicar conductas eminentemente adaptativas. Sin embargo, paradojas como la del altruismo presentaban problemas que han tenido que ser solventados con una revisión y ampliación de la teoría. ¿Cómo explicar conductas que pueden ir incluso en contra de la propia supervivencia, no garantizando el paso de la propia dotación genética? ¿Cómo es posible que exista altruismo como el de las abejas obreras que dan la vida por la colmena a costa de su reproducción?   

La tendencia a ayudar a parientes se ha explicado gracias al concepto "aptitud inclusiva". La conducta altruista se mantiene en las poblaciones animales porque los familiares cuya supervivencia se promueve con el altruismo son portadores de copias de genes (alelos) de los altruistas. Puesto que compartimos genes, favoreciendo la supervivencia de nuestros parientes ayudamos al paso de al menos parte de nuestros genes (de ahí la inclinación natural a ayudar a las personas más cercanas a nosotros, hijos y hermanos, con quiénes compartimos más dotación genética que a parientes más lejanos con quiénes compartimos menos).

Es fácil ver que esta idea implica que los individuos deben ser capaces de identificar a sus parientes. Se han descrito mecanismos como el efecto proximidad (aquellos con los que compartimos colmena o madriguera) o parecido fenotípico (aquéllos que son similares y parecidos a nosotros).

La idea es que a un organismo puede resultarle más ventajoso ayudar a un hermano o a sus padres a reproducirse que intentarlo él mismo. La selección natural puede favorecer este tipo de comportamientos, y en casos extremos, la evolución desemboca en modelos eusociales como en las ratas topo o en determinados himenopteros (hormigas y abejas) donde el individuo como tal “desaparece” quedando unicamente la entidad genética, sus parientes y la colonia.

El "altruismo recíproco" por su parte, es el concepto que explica la disposición a ayudar a individuos que no comparten ningún gen con nosotros. Es decir, ayudamos porque al hacerlo existe la posibilidad de que nosotros recibamos ayuda en un futuro. Este rasgo conductual obligó como consecuencia a la selección adaptativa de habilidades para luchar contra el engaño o sentimientos como el de culpa cuando no se cumplen las expectativas de reciprocidad creadas.

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