jueves, 12 de septiembre de 2013

Sentada en la piedra

Sentada en la piedra, mirando sin ver el horizonte azul.
A mi espalda sombra bendita para ahuyentar el sol vengador.
Mas no es suficiente, no.

El tiempo mata vergüenzas y complejos,
trae calma donde antes había inquietud.
No importa, no.

Bajo los efectos de un elixir prohibido,
que deja en mis venas esta paz fingida,
levanto la vista, observo sin ver, no me importa.
La vida despliega alas de color, hace calor, tiene sabor.
Nada me alcanza, no.

Murmullos que no entiendo tras un cristal,
muro invisible que me aparta del mundo.
Espectadora exigente soy, el guión decepciona.
Falta la chispa de un personaje  entrañable.

Sentada en la piedra calentada por el sol, veo el desfile de enmascarados,
cóctel de inercias y mentes vacías, puñales sangrantes en mi corazón.
No es tristeza ajena, no.





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