Erase una vez una niña con coleta
que casi nunca reía
Una niña de ojos tristes, llena de melancolía.
La niña no jugaba, creo que no sabía.
Lo intentaba, pero no le salía.
Demasiado lista, mi niña,
demasiado adulta.
La niña no quería estar sola, pobrecita mía,
no siempre se tiene lo que se quiere.
Un día encontró un libro,
no se dónde, no se cómo
pero ahí estaba, solo y perdido como ella.
Cerrados no son nada
pero abiertos, los libros son un mundo,
cien mundos, mil millones de mundos.
La niña no sabía jugar, pero sí sabía leer.
Adiós soledad, adiós para no volver.
No siempre se tiene lo que se quiere,
pero a veces se encuentra lo que no se espera.
FIN
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