lunes, 17 de septiembre de 2012

Colonia

Siempre me había imaginado esta ciudad a orillas del Rin extremadamente limpia y no me ha decepcionado. Y por supuesto la visita a su catedral, una de las más bonitas del mundo (sólo la de Sevilla es más grande) y dónde se supone que reposan los restos de los Reyes Magos, es toda una experiencia.

Nuestro guía en la ciudad nos explicó que Colonia es una ciudad abierta y "progre" (tiene una importante comunidad gay), en contraposición a Düsseldorf, un enclave algo más "posh".

En la segunda guerra mundial la ciudad quedó prácticamente derruida por los bombardeos pero milagrosamente la catedral permaneció en pie. Es impresionante ver las fotos de la época, una ciudad llena de escombros entre los cuáles despunta imponente este edificio gótico..

Me impactaron sus vidrieras, como en su día me impactaron los rosetones de Nôtre Dame.








En el puente Hohenzollern de Colonia, los alemanes se han adherido a la moda que inició el libro de Federico Moccia, y las parejas se declaran su amor eterno mediante un candado. Es impresionante ver los cuatrocientos metros del puente repletos a rebosar con candados de todos los tipos y tamaños. Apenas quedan ya huecos. La estructura de las vallas ha tenido que ser incluso reforzada por el Ayuntamiento, debido al peso.


Cada restaurante tenía su cerveza particular, los camareros están continuamente rellenándote el vaso y el codillo estaba delicioso. 

¿Color de Colonia? El de las típicas casas del norte de Europa, con paredes blancas y tejado negro.



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